24 de juny 2013

Luís Rodríguez o el sentimiento trágico de la vida (Novienvre, de KRK ediciones)

 Luis Rodríguez es el sujeto y el objeto de su obra. No quiero decir con esto que Novienvre sea una novela de tintes autobiográficos en la que las andanzas del autor están más o menos enmascaradas. Me refiero a que el autor se sumerge en las aguas filosóficas de Unamuno, donde lo importante es el hombre concreto, viviente y doliente, de carne y hueso.

A lo largo de los seis capítulos de la novela, una voz personal y singular relata su experiencia vital, atravesada por un malestar al que no se le da nombre ni razón, y sin embargo es su esencia íntima.
Conocemos su primer recuerdo, la teta materna con sabor a leche y hollín, imagen que anticipa el tono de la narración; y también su sorprendente final, muerto y asesinado, y aún así capaz de ver, de sentir, de maniobrar; porque Luis Rodríguez es, finalmente, un ente de ficción al mandato de su autor.

¡Cuánto hemos disfrutado y reído! Trazos grotescos y burlescos, a veces absurdos, que dibujan las etapas del personaje. Una infancia violenta, con sus juegos y amistades, su intensidad y sus aprendizajes, también el del horror que inicia el fin de la inocencia y da paso a la juventud y la madurez, contenedoras del aprendizaje sentimental y la formación intelectual que sostienen al personaje en su búsqueda de sentido. Fotografía de un paisaje, de una vida, que por repetida y ordinaria parece estática, igual a sí misma, y sin embargo es cambiante y distinta.

Hemos gozado de la lectura de 160 páginas profundas, abisales, y lo que resulta más chocante, con una mordacidad y un humor extraordinarios.
Novienvre es literatura. Eco de una tradición con muchas ramas a la que hay que añadir un nuevo nombre: Luis Rodríguez.

Por último, decir que el trabajo de la editorial KRK es maravilloso. Actualmente, una edición impensable para la obra de un escritor desconocido. En formato octavo, medida justa para acoplarlo a nuestras manos y deleitarse con la suave tela de la encuadernación. ¡Si hasta tejuelo tiene! ¡Vengan a verlo!